lunes, 26 de noviembre de 2018

Depresión postparto: tratamiento

Al final entre unas cosas y otras he ido dejando de escribir y justo el tratamiento de la depresión postparto me parece lo más importante de cara a alguien que esté buscando información. Así que, por aquí dejo mi granito de arena sobre mi peregrinaje y lo que estoy haciendo ahora mismo para mejorar de la enfermedad.

El tratamiento de la depresión postparto abarca muchos frentes y por ello se están coordinando en mi caso unos cuantos especialistas. Lo malo es que no hay un protocolo unificado o un centro en el que se estén girando visitas que te lleven todo a la vez así que, de nuevo, dependemos de la buena voluntad de los profesionales que nos atiendan. En mi caso, son profesionales como la copa de un pino y ahí están, coordinándose. 

Mi tratamiento lo están llevando desde Salud Mental, el CAF que me toca por distrito y una psicóloga perinatal de una asociación que trabaja para el ayuntamiento. 

lunes, 19 de noviembre de 2018

Casa de niños

La depresión postparto es un asco. Supongo que en eso estaremos todos de acuerdo. Sin embargo, de toda 'chunguez' podemos sacar una parte positiva y en mi caso esta parte es que estoy descubriendo una cantidad de cosas pensadas para los niños en los Madriles que oye, ni tan mal. 

Una de esas cosas son las Casas de Niños.

Estas casas son centros para llevar a los peques de 0 a 2 años, justo antes de la etapa infantil. Públicas. Maravillosas. Con una particularidad: la jornada es de 3 a 4 horas diarias, de lunes a viernes. Por menos de 45€ al mes. O_o.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Ignición en 3....2....1.....

¡Hola, hola!

¿Queda alguien por aquí?

Espero que si... jeje. 

Bueno, me pasaba para informar que, por fin, parece que todo empieza a calmarse. Hemos tenido un mes muy movidito acá, en Mordor, hogar hobbito.

miércoles, 29 de agosto de 2018

La lactancia en diferido

Como personas del género humano que somos todos podemos llegar a empatizar con los sentimientos ajenos. En el tema de la lactancia yo creo que estoy bastante en comunión con el sentir de muchas mujeres pero, aunque soy capaz de ponerme en el lugar de las mujeres trabajadoras, no ha sido hasta que he sido yo misma mujer trabajadora cuando he entendido en toda su magnitud lo que significa mantener la lactancia materna. 

Y es que, señoras y señores, la lactancia en diferido es un auténtico coñazo. Y estoy hasta el mismísimo toto del sacaleches. ¡Ea! ¡Ya lo he dicho!

lunes, 27 de agosto de 2018

La vuelta a casa

Tras la primera sustitución, de cinco días, cogí el coche para volver a casa con una teta a puntico de explotar y muchas ganas de ver a mis peques. Y con una puntita de susto: ¿se cogerá bien la Pulga a la teta? ¿Me habré cargado la lactancia por venirme a hacer un trabajo de apenas 5 días?

La respuesta es que si. Se enganchó bien. Mis miedos eran infundados y ahora en la segunda sustitución no tengo dudas al respecto: lactancia perfectamente instaurada y niñas muy amantes de la teta. 

Porque no solo la Pulga se reenganchó. Habi también se agarró con alegría.

Nada más llegar, Habi salió corriendo del regazo de su papá y me dio un superabrazo. No me soltaba, mi niña grande, riendo y enterrada su naricita en mi cuello. No sabéis lo gratificante que fue semejante abrazo, esa muestra tan sincera, espontánea y necesitada de amor. Y su risa. Contagiosa, que tampoco me podía parar de reír yo. 

Y a continuación: 

- ¡TETA!

Y a engancharse con alegría y regocijo. 

La Pulga me miraba también sonriente pero sin alterarse (¡bien!). También tomó teta y me sentí bien al dársela (¡super bien!). 

En definitiva: volví renovada y me recibieron de muy buen rollo. Maravilloso. 

Los abuelos se marcharon para dejarnos tiempo en familia (y porque yo creo que estaban los pobres ya un poquito hartos) y estuvimos fenomenal. 

Sin embargo, llegó el día siguiente y yo decidí (en realidad ya lo había decidido antes, durante mi retiro) que había que cambiar una serie de cosas en casa.

Y es que me ha gustado mucho trabajar. En buenas condiciones de horario y sueldo. Es obvio que esas condiciones no las voy a conseguir en Madrid en un periodo corto de tiempo así que voy a currármelo para conseguir, al menos, buenas condiciones horarias. Y he concluido que eso se consigue mediante oposición. Por lo tanto, este es mi primer propósito de apertura de curso: sacarme unas oposiciones. 


Lo que pasa es que hay que entender la realidad a la que me enfrento. Me encantaría ser veterinaria oficial pero hay que asumir que una oposición del grupo A1, actualmente, no es para mi. No tengo la cabeza centrada ni el tiempo que requiere y lo único que conseguiría sería frustrarme. Hay que plantearse objetivos realistas y yo ahora mismo no estoy en situación de enfrentarme a semejante oposición. Además, viendo lo visto, en el caso de sacar plaza, mi destino iba a ser en un pueblo similar a los que estoy haciendo ahora mismo. Pueblos que están geniales pero que no tienen hospital ni colegio. Pueblos que se quedan incomunicados por la nieve en invierno, en plena montaña. Son lugares geniales para perderse y reencontrarse a uno mismo y siempre les voy a estar agradecida por haberse cruzado en mi camino justo en este momento personal pero, sinceramente, no son lugares en los que estar con niños pequeños. Eso sin contar con las circunstancias laborales del Mozo. Por lo tanto, oposiciones de veterinaria quedan, por el momento, descartadas.

Sin embargo, he visto la luz. De momento se supone que me quedo en bolsa aquí así que por ese lado, estoy cubierta. Lo que voy a hacer ahora es hacer una oposición más sencilla. Refiriéndome a que el temario sea abarcable en mis circunstancias actuales. Me he apuntado a oposiciones de auxiliar administrativo porque no considero descabellado poder prepararme su temario. El handicap es que, al ser oposiciones del grupo más bajo, es donde se presentan más aspirantes por lo que el ratio plazas/aspirantes es mucho peor que en unas de veterinaria (donde a lo mejor hay 34 plazas para 500 aspirantes, un ratio muy bueno). Mi objetivo inicial es entrar en bolsa o lo que es lo mismo: simplemente aprobar. Veo súper difícil sacar plaza en una primera convocatoria pero se que es cuestión de tiempo. No obstante, vengo de familia de funcionarios y se que es cuestión de planteárselo como una carrera de fondo. Mi padre era dibujante funcionario, mi madre (felizmente recién jubilada) era directora de administración de la SS y a falta de una tenía dos oposiciones, el novio de mi madre (también felizmente recién jubilado) era jefe de área, mi tía se acaba de sacar unas de, precisamente, auxiliar administrativo... Vamos, que he visto de que va la vaina. 

Lo que he estado haciendo desde que volví de la primera sustitución, es marcharme de casa en cuanto llega el Mozo y aposentar mi culo en una cafetería con mis apuntes y mi portátil. Una vez allí, estudio 2 o 3 horas y luego me doy un paseo con mi amiga C. para despejarme antes de volver a casa. Esto me da tiempo personal de desconexión, recarga de pilas y la sensación de hacer algo para cambiar mis circunstancias.

Este es mi nuevo objetivo laboral. Elijo opositar y elijo hacerlo a un cuerpo C2 porque por un lado necesito trabajar pero no en cualquier lado y a cualquier precio. Podría reengancharme a la clínica veterinaria pero no es lo que quiero. No solo por las niñas si no porque he visto el percal y no quiero volver a vivir esas condiciones laborales. Podría intentar unas oposiciones de veterinaria pero acabaría demasiado desquiciada (cantidad de temario desorbitada, exámenes que no se sabe muy bien cuando se convocan, preparadores caros, muchísimas papeletas para acabar fuera de Madrid...). Actualmente busco un horario majo (que me lo da el funcionariado) que me permita conciliar. El sueldo no me va a sacar de pobre pero, efectivamente, no lo hago por dinero (yo ya tengo mi independencia económica cubierta gracias a Hobbiton y Mordor). Lo hago por satisfacción personal.

Hablaba el otro día con Soñadora sobre las vueltas que da la vida. Con Habi aterricé en una maternidad tras una etapa laboral chunga, pensando que la casa se me caería encima. Y curiosamente, esa maternidad me enseñó una faceta propia que me encantó. Disfruté cada segundo de esa maternidad. Con la Pulga es que ni me plantee una maternidad diferente. Me había entusiasmado ser madre 24/7. ¡Pues toma! Jajaja. Justo con ella, en el momento más asfixiante, llegó este trabajo y con él el aire fresco. 

Así que, es curioso. Lo bueno es que yo me adapto (con más o menos rapidez) y no me parece mal cambiar de principios según vayan pasando cosas en la vida. ¿Ahora me apetece ser madre trabajadora? Pues lo soy. ¿Ahora no me apetece? Pues me quedo en casa. Se la suerte que tengo y, precisamente por eso, voy a aprovecharla para mejorar. Que seguiré reflexionando y dándole vueltas al coco porque, reconozcamoslo, soy de neurona inquieta, pero esa es parte de la sal de la vida, ¿no?

Por lo tanto, deseadme suerte para que mi vuelta de esta segunda (y de momento última) sustitución sea buena y salga de todo esto algo todavía mejor. Y contadme un poco como es vuestra situación materno-laboral (toma término). ¿Conseguís la ansiada conciliación? ¿Alguna se ha sacado oposición con dos bebés en casa?


viernes, 24 de agosto de 2018

Depresión postparto: detección

El tema de la depresión postparto es delicado. Por un lado, el tabú y el misterio que parece que rodea la maternidad como una situación místico-mágica, instintiva, mamífera, hace que, cuando no aparecen las sensaciones o sentimientos que esperas vivir, te sientas mal. Simple y llanamente mal. Luego empiezas a rascar y resulta que es algo que parece que pasa prácticamente a todas las madres: ha llegado un desconocido a casa, no le conoces y... bueno. Pues hay que conocerse y aprender a tratarse.

Bien.

El problema es que entre la situación A (sentimientos esperados) y la B (tranquila, esto nos ha pasado a todas) está una gran escala de grises que van del emporramiento postparto a la depresión postparto pasando por el común estado de baby blues. Y con el emporramiento, pues no pasa nada porque todo es felicidad y arcoiris y los pedos huelen a fresa y vives en una nube de colocón hormonal (que es lo que me pasó con Habi). Con el babyblues... pues tampoco pasa nada porque, efectivamente, es una melancolía normal y que se pasa en unos 20-30 días. Sin embargo, ¡ay, amigas! Llegamos a la depresión postparto y ahí ya no es todo tan normal ni tan 'tranquila que esto se pasa'.

Hablemos claro: la depresión postparto tiene una prevalencia alta (he leído que alrededor de un 20% de los postpartos derivan hacia esta patología) pero la sensación que tengo yo es que cuesta, ya no detectarla, que también, sino tratarla. Y cuesta detectarla porque no hay un protocolo correcto establecido ni de seguimiento de la puérpera ni de formación de los profesionales que tienen que atenderla. Y del entorno de la mujer.

Esto es algo que, desde mi experiencia, me parece muy grave. Ya no solo por el malestar que causa la enfermedad (que creedme, no es poco). Es que estamos hablando de un problema que puede afectar directamente a la salud de los hijos que están a cargo de la persona enferma. Una persona a la que, encargamos el cuidado y nos desentendemos de ella. 

Como sociedad y afectada me parece una realidad cruel. Y peligrosa. Intentaré explicarme.

jueves, 23 de agosto de 2018

Tratar igual a los hijos

A raíz de un comentario anónimo que me hicieron unas cuantas entradas atrás, estuve reflexionando acerca de un tema que me parece importante cuando nos embarcamos en la bimaternidad: el trato a los diferentes hijos. 

El comentario anónimo fue el siguiente:

"Pues respeto tu decisión pero no la comparto. Le has dado a Habi teta un montón de tiempo, a mi me parcía mucho; has estado dando teta a las dos, yo me sentiría vaca lechera y ahora por una sustitución que te ha salido, mandas todos tus principios a "la porra" y le metes purés y leche de fórmula".

Aunque varias lectoras salieron en mi defensa, no creo que fuera un comentario realizado con mala fe y si creo que será una opinión que compartirán algunos lectores del blog. El caso es que, fuera por lo que fuera me hizo reflexionar largo y tendido sobre el asunto del trato a los hijos. Y reflexionar me hace bien, me mantiene el cerebro activo (por lo tanto, tengo que agradecer el comentario a su autor/a por permitirme pensar en ello).

Por otro lado, las respuestas al comentario me hicieron pensar sobre otro gran mandato: el foco sobre la culpabilidad materna.

Y ya por último, el derecho de la mujer a trabajar cuando, como y donde quiera/pueda. 

Vamos, que el post va a ir cargadito de ideas.

martes, 21 de agosto de 2018

Hobbita en ruta

La Hobbita aquí presente vuelve a la carretera para hacer la segunda sustitución en tierras valencianas. En esta ocasión, me ha tocado un pueblito en pleno monte, inmerso entre pinos y bosques autóctonos y rodeado de ambiente medieval. 

Para empezar, google me abandonó a mitad de camino y quedé a merced del siempre temible Tomtom. Este GPS, convenientemente tuneado por el Mozo, tiene la mala costumbre de meterte por caminos extraños. Menos mal que suele preguntar al principio de la ruta. Lo malo es que el Mozo es muy dado a no leer los mensajes que le arroja y yo llego a leerlos por encima y acabamos teniendo absurdas conversaciones como la que voy a relatar a continuación:

lunes, 6 de agosto de 2018

Como hacer un banco de leche en 4 días

Cuando me llamaron para cubrir un puesto de veterinaria en otra comunidad autónoma, el primer pensamiento fue:

- YUPIIIIIII!!!!!!

Y el segundo fue:

- Mierda. Y ahora, ¿cómo lo hago?

Porque me encontré con un bebé de casi 6 meses (los cumplía en 3 días) y ningun tipo de preparación para estos casos. Los días que la Pulga tuvo que quedarse sola con el Mozo, simplemente me saqué leche para ese momento puntual y lo refrigeré en nevera. Ahora estábamos hablando de 5 días con sus noches sin mamá. Y aún es lactante. Y no le molaba nada el tema del biberón.

Así pues, ¿como se hace un banco de leche tan grande en tan poco tiempo?

Y la respuesta es.... Pues malamente. 

sábado, 28 de julio de 2018

Hobbita liberada


Para cuando se publique esta entrada probablemente yo ya haya vuelto o esté en camino de regresar a Madrid. El caso es que me apetecía dejar constancia de lo que han significado estos cinco primeros días desde la perspectiva de la veterinaria oficial, de la Hobbita profesional, la madre a distancia.

Y la realidad es que me he sentido liberada.

He estado en un pueblo cercano a la costa, pegadito a la montaña, donde todos mis compañeros han sido cercanos y amables. Me han ayudado en todo lo ayudable, me han guiado y me han dejado preparada para la que será la segunda sustitución, que ya la haré sola en un pueblo pequeño montaña.

Una vez fuera del trabajo, solo he tenido que ocuparme de una cosa: yo. Los primeros días dormí, vi series y leí mucho. También escribí para el blog. El cuarto día, hice turismo, visité las cuevas de san José y un pequeño poblado íbero que hay junto a dichas cuevas. Y el quinto me marché.

miércoles, 25 de julio de 2018

Los No Padres


Habi es una niña muy risueña, muy divertida y bastante lista. Y al mismo tiempo es mogollón de petarda y cabezota cuando se le mete algo entre ceja y ceja. Esto se debe a que mi ‘muy mayor’ está en plenos terribles dos. La adoslescencia. La época de las rabietas.

Habi es actualmente como un delicado bote de nitroglicerina que conviene tratar con amor y respeto y tratar de no agitar mucho puesto que es más que probable que explote. Y esto pasa una media de dos a tres veces al día. Por lo tanto, mi estrategia en el día a día es preguntarme a mi misma:

- ¿Hay peligro mortal en la cafrada que esta hija mía pretende llevar a cabo?

Si la respuesta es no…. Mira. Que lo haga.

Si la respuesta es si pues ya intervengo.

A ojos de algunas personas, en especial los ‘No Padres’ estamos malcriando a nuestra hija, permitiéndole hacer muchas cosas. Yo les sonrío y asiento con la cabeza. ¡Ya lo entenderán cuando estén a este lado de la realidad!

martes, 24 de julio de 2018

Hobbita indocumentada

El trabajo. Ese gran desconocido.

El trabajo en la administración.... Lleva sus ritmos.

Llevo ya dos días aquí y me los he pasado indocumentada: hoy conseguí por fin mis credenciales para poder hacerme con los mandos del ordenador. A dos minutos de mi hora de salida (y ya se sabe que, como buena funcionaria, aquí no se regala ni un minuto). Me quedan tres días de curro para aprender todo lo que pueda de cara a mi segundo periodo de sustitución.

Es verano, estoy en un pueblo, en plena época de festejos, con los veterinarios veteranos de vacaciones y una oficina volcada en conseguir que me integre.

Tengo 5 compañeros: la directora (que lleva dos días luchando por mis contraseñas), el jefe de negociado (que me está enseñando todo lo que lleva él de ganadería), una técnico agrícola (que me entiende mucho cuando me ve con el sacaleches porque 'ihija, yo estuve igual!', la administrativa de ganadería (a la que he conocido hoy porque estaba de vacaciones) y una auxiliar muy hippy que no se desespera cuando la armo con los teléfonos.

Y aquí llevo dos días, autorizando como buenamente puedo movimientos de animales entre pueblos y comunidades. Haciendo guías. Hablando con personal y con informática. Hablando con ganaderos y otros colegas veterinarios. Hablando con adultos.

domingo, 22 de julio de 2018

Hobbita felizmente instalada

La Hobbita ya ha llegado a destino. 

Y de momento solo puedo decir una cosa: PAAAAAZ.

Me he atrevido a coger el coche, después de mucho darle vueltas (ya sabéis mi terror a coger el coche) y os confieso que he llegado fenomenal. Menos los últimos 25 metros, que han debido poner como 87 rotondas en ese espacio. Vale, a lo mejor exagero pero los que viajéis a menudo por pueblos castellanos seguro que me entendéis. 

Total, que he llegado sana y salva y sin accidentes (salvo por ese apoteósico final en el que me he comido un bordillo >_<) y ya estoy instalada en la que será mi casita los próximos 5 días. 

Y ahora que no hay niñas gritando, llorando, lanzando garbanzos, saltando entre los sofás y descalabrándose entre las cortinas, puedo sentarme TRANQUILA y contaros que me ha traído hasta estas tierras valencianas. O más concretamente COMO he llegado a tierras valencianas.

viernes, 20 de julio de 2018

Coger un tren

Es tiempo de cambio en tierras hobbitas. Y es que la Hobbita aquí presente se marcha a hacer un viaje largo, a echar el anillo al Monte del Dest....

¡Que no!

¡Que solo me voy a tierras valencianas!

Y es que, como por arte de magia, un tren mágico ha parado justo en mi estación sin yo esperarlo y me ha abierto las puertas. Y yo, que estaba ahí delante con cara de boba he dicho: pos p'adentro.

Pero dejad que lo explique mejor.

miércoles, 6 de junio de 2018

¿Cómo se come con bebés?

Esta entrada no es una entrada en la que arroje una solución milagrosa a algo. No. Esta entrada es un llamamiento desesperado para que me deis TIPS a mi todos vosotros. Así, con todo el morro. 

Y es que, cuando yo estaba embarazada de Habi, la gente tenía a bien forzar una sonrisilla y decirme:

- ¡Ay! Aprovecha para dormir, Hobbita, que luego no podrás. 

Y doy fe. El descanso se vuelve, digamos que reguleras. Pero lo llevé bastante bien. Y con la Pulga la verdad es que también duermo bien, teniendo en cuenta la situación.

Lo que no llevé nada bien y nadie me advirtió del tema, fue lo de las comidas.

Y es que NO se puede cocinar con un bebé.

Ale, ya lo he dicho. 

jueves, 31 de mayo de 2018

La depresión postparto. Sintomatología en primera persona

Como os contaba en ESTA entrada, me han diagnosticado la temida depresión postparto y aquí sigo, lidiando con la bestia (con mucho más éxito que al principio, he de decir).

Y todo esto me tenía bloqueado el blog. Porque tengo muchísimas cosas de las que hablar pero, ¿como iba a hablar de ellas sin contar lo que realmente estaba pasando por esta cabecita hobbita de bien? Así que, pese a tener entradas escritas, decidí no publicar nada hasta que estuviera preparada para hablar de la depresión postparto en primera persona. Y eso estoy haciendo ahora mismo. Ante todo, disculpad si el post queda extrañamente redactado puesto que es un tema complicado desde el punto de vista personal. Este es un post muy íntimo, de una enfermedad que no le deseo a nadie pero que está ahí. Que todas podemos pasar y que se sale. Yo aún no, pero desde luego estoy mucho mejor que al principio. De ello dan fe unas cuantas amigas blogueras virtuales (¡hola Ariel! ¡Hola Soñadora! ¡Hola Hisosaki!) y reales (hola Hirosaki, again! ¡Hola Amiga con conocimientos!:p)...

A lo que voy. Este va a ser un post muy personal, probablemente un poco fuertecito en lo que voy a decir y me encantaría no acabar recibiendo como reciben muchas madres cuando hablan de este tema. Supongo que es algo a lo que me expongo pero necesito sacarlo fuera. De nuevo, incidir en que me da la sensación de que son enfermedades con tratamiento a largo plazo y que no me van a dar el alta en bastantes meses (aunque me encantaría que me dijeran que esto en dos telediarios se cura). Que podría hacer un compendio de datos y más datos sobre que es y que no es la depresión postparto y daría un poco igual porque es una información que tenéis a golpe de google en cuanto queráis. Lo que voy a contar es como me dio a mi, mi sintomatología, mi saber 'que algo no va bien' (creo que ya se intuía en el post que hice sobre el babyblues) y el sentimiento de culpa, o más bien rabia, por no saber salir del pozo. Por supuesto yo recomiendo que, si alguna de las que leéis el blog os sentís identificadas con algunas de las situaciones que voy a relatar, pidáis cita con vuestro médico de cabecera. Porque puede no ser DP o puede serlo. Y si lo es, es peligrosa y tenéis que estar en seguimiento por el sistema de salud.

Y sin más dilación, vayamos al lío.

jueves, 24 de mayo de 2018

Depresión postparto

Sigo por aquí pero con un bloqueo creativo importante. Digamos que el baby blues del que os hablé resultó no ser tal. Tengo depresión postparto y me la están tratando pero mi ánimo está en modo montaña rusa.

No quiero un blog triste pero tampoco quiero contar cosas que no son. No se como enfocarlo porque al fin y al cabo, puede que mis niñas lean estas cosas en el futuro y, aunque no soy de edulcorar, soy consciente de que a ciertas edades no te gustaría leer ciertas cosas sobre tu infancia y tu relación con tu madre. O si, quien sabe.

El caso es que mi Pulguita se merece tener una madre sana mentalmente hablando y aunque lo estoy trabajando, esto va mucho más lento de lo que me había imaginado. 

Al mismo tiempo, creo que es coherente con este blog y sus lectores hablar del tema pero es tan difícil de enfocar... Desde luego no estoy preparada para afrontar un ataque de madres alfa, yo que desde que Habi llegó a este plano de la existencia, soy mas bien del equipo alfalfa, y el problema está en que los sentimientos e ideas que te atraviesan el cerebro en medio de una DP son muy atacables si no tienes una perspectiva clara sobre de que va la vaina.

Así que prometo intentar hablar del tema, no dejar atrás otros y volver a desahogarme por aquí al pie del cañón. Pero con paciencia porque desde luego no estoy en mi mejor momento y tengo tantas actividades, grupos y médicos a lo largo de la semana que tampoco logro centrarme y escribir.

Y como siempre que escribo cosas así tormentosas, os pido ronda de chistes. ¡Que no decaiga el ánimo!

viernes, 13 de abril de 2018

La lactancia en tandem



El tema de la lactancia era algo que me tenía relativamente preocupada durante el embarazo. Ya sabéis que me dio agitación en las tomas nocturnas hacia la mitad del embarazo y eso provocó el fin del colecho de Habi con mamá (que no el fin del colecho de Habi con Papá). Poco a poco las tomas se fueron espaciando y entre que ya mamaba en seco y que por la noche no necesitaba teta para dormir, a mi me parecía que mi niña se estaba destetando de la mejor manera posible. El destete respetuoso soñado, vaya. 

Llegó un momento que Habi solamente me pedía teta cuando se asustaba. Por lo tanto, todo bien. Y de repente, un buen día (concretamente dos días después del parto)... me volvió a salir leche de las tetas. Y teníais que haber visto la carita de Habi, esos ojitos brillantes, la boca llena de leche, la sorpresa pintada en el rostro pálido:

- Mami. ¡Leche! ^_^.

Y si, amiguitos. La leche volvió, Habi entró de lleno en los dos años y todas juntas estamos viviendo lo que se conoce en el mundo lactante como:

LA TRACA FINAL

miércoles, 28 de marzo de 2018

Post parto. El suelo pélvico



Cuando me enteré de que lo más probable es que pudiera intentar un parto vaginal después de cesárea (PVDC) empecé a informarme sobre las mejores maneras de conseguir mantener un suelo pélvico saludable. 

Ya os digo que esto desde el principio es un error: el suelo pélvico deberíamos cuidarlo desde siempre, especialmente durante el embarazo y, por supuesto, en el parto y postparto pero bueno, de estas cosas me he enterado después y lo tendré en cuenta de cara a si algún día decido tener un tercer retoño (que es una posibilidad que se vuelve cada vez más lejana, snif). 

El caso es que me empezó a preocupar muchísimo la salud de mi parrús. Intentar un parto sin intervenciones, saber pujar y como pujar para que el suelo pélvico no sufriera demasiado, las consecuencias físicas de tener un suelo pélvico desmejorado... Ese tipo de cosas. 

miércoles, 21 de marzo de 2018

Posparto: las primeras semanas



En esta segunda maternidad me han pillado de sorpresa muchas cosas. Como ya sabéis, conseguí tener mi parto vaginal después de cesárea y la verdad es que reconozco que no hay color con la cesárea. Sin embargo, hay cosas de las que no me habían hablado y que me han sorprendido (para mal) después del parto. 

miércoles, 14 de marzo de 2018

Cosas de habichuelas: ¡MAMOOOOOOON!



Si, amiguitos. En el mundo bebotil, los bebés tienen un momento en el que empiezan a aprender a hablar y...¡hablan! Llenándote de orgullo (y satisfacción), haciéndote reír o provocando un glorioso 'Oh, cielos, Tierra, trágame'.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Babyblues



En esta segunda maternidad que estoy viviendo las cosas se han desarrollado de una forma muy distinta a como fue con Habi. Ya conté en otros post que me había dado tristeza postparto en esta ocasión y me gustaría reflejar un poco lo vivido que, aunque no ha sido en absoluto agradable, ha sido una realidad de la que se habla cada vez más, pero como de pasada. 

Y es que el babyblues es algo completamente normal que le ocurre entre un 60 y un 80% de madres y que no es más que un desajuste hormonal. O al menos eso dice la teoría.

¡JA!

viernes, 2 de marzo de 2018

La importancia de la tribu

Vuelvo por aquí a saludar y a contaros que no es que esté desaparecida por el caos en el que se ha convertido mi vida con el aterrizaje en la bimaternidad si no porque... ¡he conseguido tribu de mamis en Mordor!

Si, amiguitos. Más de un año después de que esta familia hobbita aterrizara en Mordor, la Hobbita aquí presente ha conseguido encontrar amigas con niños en un radio de acción CERCANO. 

Y es que la clave de la tribu está en la cercanía. De nada me sirve tener unas cuantas amigas si las tengo repartidas por toda la geografía de Madrid (o mi mejor amigo que directamente está en Holanda y me pilla pelín a desmano).

¿Como lo he conseguido? Pues en parte por mi constancia y cabezonería y en parte porque se me alinearon los planetas. ¿Por qué digo esto último?

lunes, 29 de enero de 2018

Aterrizaje accidentado en la bimaternidad

Llevamos 10 días como bipadres en esta casa hobbita de bien y ya hemos tenido nuestros primeros problemas. El principal ha sido de engranaje de la pareja. Por un lado, el Mozo me reconoce que no está acostumbrado a hacer nada de la casa y que aún le cuesta darse cuenta de lo que hay que hacer (¬_¬). Por otro lado, a mi me dio un baile hormonal importante en la primera semana y lo único que me apetecía era arrancarle la cabeza. Así, de buen rollo y sin anestesia (:$).

Lo bueno es que somos una pareja que, otra cosa no, pero hablar hablamos así que ya hemos tomado algunas medidas importantes para no enloquecer en Mordor. Para empezar, hemos cogido a la asistenta dos veces en semana, a ver si así sale el atasco de tareas adelante. También estoy haciendo importantes esfuerzos por relajarme, tomar distancia y no hablarle a gritos aunque ello suponga tardar hora y media en despertarle, que la niña no cene hasta las 23h y que mis tardes pasen entre estertores de hambre y sed porque viandas y bebidas tardan eones en salir por la puerta de la cocina. Por otro, hemos aprovechado para hacer pequeñas reformitas que eran de vital importancia para lograr acoplar el baño a dos bebés. 

viernes, 26 de enero de 2018

Día a día con dos bebés: la movilidad

Tenía pendiente escribir esta entrada desde hacía días, cuando una lectora me pidió que le contara como iba a hacer en el momento en que la Pulga viniera al mundo teniendo en cuenta que Habi sigue siendo un bebé.

Como últimamente no me daba la vida para escribir, atender a Habi, la casa, etc, lo fui dejando, lo fui dejando y.... nació la Pulga :D. Sin embargo, aprovechando que el Mozo está en casa (como dice Hirosaki, la crianza debería ser a cuatro manos mínimo), que se ha llevado a Habi de papeleos y que yo estoy con mi Pulga encima cual mamá gamer de nuevo, voy a aprovechar para contar cómo lo voy a hacer yo (de hecho, como lo estoy haciendo).

En muchos foros se menciona la posibilidad de comprar carro gemelar y apañarte con eso. En mi caso esto no se va a hacer. Por varias razones:

jueves, 25 de enero de 2018

El parto de la Pulga

El viernes 19 de enero, de madrugada, concretamente a las 2 am, noté la primera contracción. No fue nada terrible pero ya me hizo desvelarme. Me mantuve expectante y un buen rato después, otra. Intenté dormir algo por si se paraban, cosa que había pasado días atrás sobre la misma hora, pero en esta ocasión no ocurrió. A las 4am ya me levanté porque estar tumbada no ayudaba a sobrellevar aquello. Las contracciones eran rítmicas pero estaba tan cansada que no me daba el cerebro para cronometrar cada cuanto venían. Así que me fui al salón móvil en mano y contacté con mi alma paralela canaria, Hirosaki, a ver si le parecía a ella si estaba o no de parto (cosas que tenemos las preñadas de parto a las 4 am, que le vamos a hacer).

- Tía, te vienen cada 3 minutos (bendito whatsapp que te dice a que hora mandas los mensajes). Yo creo que habría que activar el protocolo de recogida de Habichuela. 

lunes, 22 de enero de 2018

111

El viernes no hubo entrada de semanas de embarazo porque... ¡se acabó el embarazo!

En la semana 39, como su hermana, justo un año y once meses después de la llegada de la Habichuela, la Pulga decidió que había llegado su momento y que quería nacer. 111. Hermoso número. 

Ya os contaré con detalle el parto pero os anticipo que lo conseguí: mi parto vaginal después de cesárea ya es un hecho. No fue perfecto, claro, porque nada en la vida lo es, pero me siento bastante bien con el resultado y como fui gestionando todo. Me habrían gustado que cambiaran ciertas cosas pero en mi mano no estaba resolver quien iba a ser el personal que me atendiera. Así que, pese a ser atendida por ese personal (que tampoco es que fuera malo, simplemente eran de la vieja escuela), el parto se desarrolló bastante bien. Hubo que pelear cosas y ceder por ambas partes y al final, tras un parto largo, mi niña vino perfecta al mundo. 

Dos días después ya estamos en casa (nos dieron el alta ayer domingo), tratando de organizarnos y encontrar un nuevo orden en este hogar caótico hobbito. El Mozo ya está disfrutando de sus 4 semanas de paternidad y Habi está un poco desubicada. 

En esta ocasión no estoy experimentando el emporramiento postparto que viví con la Habichuela. Sin llegar a ser tristeza postparto si que me noto sensaciones menos positivas. Aunque reconozcamos que tampoco era muy normal estar tan exultante como estaba tras la cesárea de Habi. Pa mi que algo me chutaron por la vena que veía unicornios rosas por todos lados. 

Así que en esas estamos. A ver si puedo sentarme un ratito más y contar todo con más detalle. Hasta entonces, por aquí sigo, en periodo de adaptación.

lunes, 15 de enero de 2018

La bolsa del hospital



La bendita bolsa del hospital es un must dentro de los post que se ponen en los grupos de facebook de crianza, preñeces y prepadres primerizos. Yo misma caí en la trampa hace ya casi dos años, con Habi y no hablemos del Mozo, que se flipó cosa buena.

A la pregunta, ¿tengo ya hecha la bolsa del hospital?

La respuesta es, que NO.

Bueno, matizando. La tengo CASI hecha pero la verdad es que con este tema, pese a tener un run run detrás de la oreja, no estoy demasiado encima. De cualquier forma, el Mozo, que es el principal interesado en no acabar transformándose de nuevo en Sherpa-pi, tampoco le está poniendo mucha prisa al asunto así que no me estoy preocupando lo más mínimo. 

¿Cual fue nuestra realidad con el parto de Habi?

lunes, 8 de enero de 2018

Embarazo: recta final

Llevo tiempo tirando de entradas programadas porque no he tenido un buen diciembre. Al agotamiento físico de las últimas semanas se sumó una amenaza de ingreso y parto prematuro, en mi opinión, fruto de ese agotamiento. Todo esto mezclado con las fechas navideñas, crisis de pareja (sic, el cansancio hace mella) y hobbito-explosión contra... mi pobre suegra (sic again), lo que no ayuda a sentirse mejor. Lo bueno es que con mi suegra ya me disculpé encarecidamente (ya os contaré el episodio), la crisis de pareja hobbito-mozo parece haber amainado gracias a que el susodicho tiene 2 semanas de vacaciones que nos permiten descansar a ambos y las contracciones y amenazas de parto han parado desde que él está en casa 24h. Así que todo parece volver a su cauce.... hasta nuevo aviso.